En un antiguo bosque, vivían tres niños:
la hermana y sus dos hermanos mayores. Un día, jugando a las escondidas, la
hermanita se alejó más de lo que sus hermanos le aconsejaron para no perderse.
Cuando sus hermanos mayores se dieron cuenta de que no estaban empezaron a
gritar su nombre: ¡Orquídea! ¡Orquídea! ¿Dónde estás? Como no respondía, se
asustaron, y decidieron buscarla en el bosque. Corrieron y corrieron, gritaron
y gritaron, pero no la encontraban por ningún lado. Hasta que de repente,
vieron en medio de dos árboles, una luz muy brillante. Cuando se acercaron,
vieron que su hermanita estaba frente a una flor violeta de un color
hermosísimo, que brillaba como una estrella en la Tierra. Los tres se quedaron
asombrados y quisieron arrancarla, pero la flor habló y les dijo, con una voz
que sonaba a música: — Soy la flor más bella del universo. Pero no me deben
arrancar, porque el bosque se pondría triste y moriría. Lo que deben hacer es
venir a cuidarme todos los días, regarme y alimentarme, porque desde ahora, voy
a cumplir todos sus deseos. Así fue como los niños, desde ese día, la cuidaron
y empezaron a pedir todos los deseos del mundo. Como
regalo, la flor se puso el nombre de Orquídea, como la niña, ya que era la que
más la sonreía.
