Una noche, a las doce, una señora se
transforma en una Bruja Linda, con nariz de princesa, ojos color café y boca de
mar, con labios rojos como las mariposas que cruzan el Mar Caribe.
Era tan buena que las estrellas le
alumbraban el camino por donde caminaba. Le daba de comer a los animalitos del bosque.
Tiene su casa acomodadita y rodeada de muchas flores, mangos, ciruelas,
granadas, y muchas frutas más.
Un día, unos cazadores de venado se
tropezaron con la casa de la Brujita Linda. Tocaron a la puerta varias veces,
pero no respondieron, la Brujita Linda estaba dando de comer a sus amiguitos.
Los cazadores siguieron su camino y comentaban que a lo mejor en esa casa vivía
una bruja. Salieron rezando hasta llegar al pueblo y contaron que en el bosque
vivía una bruja horrible, que todo lo malo que sucedía en el pueblo era por su
culpa, y fueron a buscarla para acabar con ella. Llegaron a la casa de la
Brujita Linda, los hombres y mujeres le gritaron cosas muy malas, como: ¡Bruja,
vete! ¡Bruja mala! A la Bruja Linda por tantos insultos
le creció la nariz, las pestañas, las uñas, la boca se le arrugó, y les dijo:
Ustedes están viendo visiones por su ira. Y no me ven como una bruja. Véanse
ustedes en los espejos y me dirán quiénes son las brujas y los brujos.
Entonces, a todos los del pueblo les creció la nariz ¡jajajaja! Y se fueron
volando a sus casas.
Autor: Henry Guerra
Cuentacuentos y Director de Teatro