Esta era una vez, un elefante que pasaba todo el día
viendo el cielo, esperando la hora en la que pasaba una avioneta. Todos los
días a la misma hora. Él estaba muy extrañado por la forma de volar de aquella
ave sin plumas. Entonces el elefante siguió la avioneta a ver dónde vivía,
hasta que la encontró con muchas avionetas, aviones, helicópteros, pero el
quedó perdidamente enamorado de su avioneta de varios colores. Con mucha
cautela la saludó, la conoció y ella lo abrazó con sus enormes alas. En el
aeropuerto estaban alarmados cuando vieron el romance de aquellos enamorados y
sacaron al elefante y lo mandaron al zoológico más lejano posible. El elefante
moría de tristeza y a la avioneta no le dieron ganas de volar por esos cielos,
mientras el elefante se la pasaba mirando todo el día al cielo esperando algún
día ver a su ave sin plumas preferida.
Un día el elefante se escapó del zoológico
aprovechando que eran las fiestas del Carnaval. Entonces, se disfrazó de piloto
de avión, entró al aeropuerto y todos los empleados del lugar lo saludaban. Él
entró a la cabina de la avioneta, y la avioneta sintió su olor a elefante, inmediatamente
encendió su motor y despegaron del aeropuerto rumbo al espacio. Y hasta ahora
no se sabe dónde vive esta pareja, si en el espacio o la tierra.