Isabelita es una niña de 7 años de edad
que incansablemente pedía al niño Jesús un hermanito y una bicicleta. Eran dos
años de navidad sin recibir lo esperado. No era fácil para sus padres porque no
tenían las maneras y para traer a otro bebé al mundo se necesitaba un tratamiento
médico muy costoso, imposible para ellos.
Otro año más y ya se acercaba la navidad. La
maestra le preguntaba a Isabelita: — ¿Qué le pedirás este año al Niño Jesús? Ella
le respondía: — Ya estoy un poco cansada maestra, el Niño Jesús es un bebé y no
podrá cargar a mi hermanito ni traerme una bicicleta. Ahora ya no le pediré al Niño,
sino al Señor. Según dice la gente es el mismo. La vecina dice “todo lo que
pidas al Señor Jesús te será dado”, así lo haré. Él sí podrá cargar a mi hermanito
y traerme mi bicicleta.
Pasaron los días, los padres de Isabelita encontraron
la carta y la leyeron, se miraron tristemente pero la fe de la niña se mantenía
intacta, esa fe de un niño que es más poderosa que cualquier otra cosa.
Dos meses después de unas cuantas lágrimas
por parte de la niña y de sus padres por no haber recibido lo que querían en
esa navidad, recibieron la sorpresa más hermosa que tanto deseaban: ¡Isabelita tendría
un hermanito!
Finalmente la niña acotó: — ¿Te das cuenta,
mamá? ¿Te das cuenta, papá? El Señor Jesús sí tenía las fuerzas suficientes para
cargar a mi hermanito. Seguramente no tenía cómo devolverse y se regresó en mi
bicicleta. No se preocupen, que ese en algún momento me la trae.
Autora: Rosa Ugas La Rosa