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Súper Abuela


     Todos los días no son iguales, decía mi abuela. Yo no entendía, para mí la mañana era para ir a la escuela: desayunaba, jugaba en el recreo, luego regresaba a casa, almorzaba y reposaba. En la tarde, hacía la tarea, jugaba de nuevo, me bañaba, me sentaba a esperar la noche y a dormir hasta el otro día, todo eso me parecía igual. Entonces le pregunté: — ¿Por qué dices eso, abuela? Ella me dijo: Porque siempre hay algo nuevo que hacer. Desde ese momento, entendí las cosas a mi manera. Tomé los colores y ese día dibujé el sol verde, con ojos de cocodrilo, nariz de gallina, boca de león y rayos de mono saltarín. La tarde la dibujé amarilla, con el mar morado de tantos golpes que lleva por los barcos, y la noche la dibujé clarita y soñadora, con todos los colores del arcoíris. ¡Y ese día fue diferente!, y los demás también. Un día dibujé a mi abuela jugando fútbol con mis amiguitos en el campo que está junto a la orilla del río, y mis amiguitos me dicen: ¡Cónchale! Tienes una Súper Abuela. Y yo les digo: — Todos los días no son iguales. Siempre hay algo que hacer. 

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