Formulario de contacto

 

La creación.


            Este era un gran país donde todo el mundo era chiquitico. Los había parido la madre patria hacía miles de años. Un día uno de ellos reunió a todos los chiquiticos y les dijo:

- No podemos seguir viviendo así, solos, sin compañeras. Nos hace falta la mujer como complemento de nuestras vidas.

Todos gritaron a coro:          

- Sí, sí, la necesitamos.

-  Entonces vamos a construirla. Vayan todos a  buscar arena de mar, caracoles, flores, rosas, mariposas y todas las cosas hermosas que encuentren por el camino.

Cuando buscaron todo lo pedido, el chiquitico reunió todas estas cosas y con agua formó una mezcla y comenzó a construir aquella hermosa mujer.

Primero formó un pie, luego el otro. Luego formó las rodillas, las piedras, y cuando llegó allí colocó una flor; subió y con un dedo construyó el ombligo. Siguió moldeando y en pecho puso dos cayenas, luego los brazos, las manos, los hombros, la cara. Descansó en uno de los hombros de la mujer y notó que su cabeza pegaba al cielo. Quiso averiguar qué había allá arriba. Metió la mano derecha y tocó algo raro; lo haló y vio que era un hombre con cachos. Se asustó tanto que de inmediato lo soltó. Metió la mano izquierda y tocó una piel suave, lozana; también lo haló y era un señor vestido con una ruana, y su cara estaba cubierta por una barba blanca.

El señor, al verlo, le dijo:

- No le vayas a dar manzanas, dale granada.

El enanito se emocionó tanto que se deslizó por los brazos de aquella mujer, que parecían toboganes.

Buscó granadas por toda su aldea, pero no encontró. Fue a una aldea vecina y allí trajo una. Corriendo llegó junto a la mujer. Trepó hasta los hombros y le puso la granada en la boca. Cuando la granada llegó al estómago de la mujer, explotó; cada pedacito de aquella mujer fue cayendo y transformándose en unas mujeres chiquiticas. Cada enanito tomó entonces de la mano a una mujercita y se marcharon a sus cuevas.

Autor: Henry Guerra

Ilustración: Javier Sayalero

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